Buscando una Neko, buscando felicidad...

Por las puertas de aquel lugar, llega un chico que mantenía su verdadera identidad oculta, no la mostraría en público, y menos en ese lugar lleno de gente asquerosa y depravada. Su lentes le hacían ver más serio... o seriA, la palabra más adecuada para definir su sexo. Su cuerpo femenino era cubierto por una gabardina negra, una camisa azul cielo y una corbata, le daban un aspecto elegante.

Ignorando aquellas mirada curiosas que se posaron en ella al verla pasar, creyendo que era un apuesto hombre, se sienta en la barra del bar, algo alejada del sitio donde recién comenzaban "su trabajo" los señores. Cómo no, subastando a los mejores Neko...

De verdad que no sé cuándo llegué a parar aquí...
Pidió una botella de Vino tinto, mientras mantenía su mirada fija en el escenario.
- vaya... pobres pequeños...- susurró con enfado y lástima.- oh, acaban de comprar a uno...- observa al pequeño Neko siendo jalado de su correa por un señor mayor.- cómo quisiera poder comprarlos a todos y dejarlos libres... aunque eso es imposible...- da un trago a su vino.

-- Y ahora, para aquellas pocas interesadas.- habla el encargado de la subasta en día.- les traemos unas lindas Neko, de la más alta calidad. Les aseguramos momentos de diversión con estas preciosas vírgenes...- La joven de la barra puso especial atención a las féminas que estaban siendo mostradas...

Bueno... Si no puedo hacer felices a todos... al menos lo haré con una... Piensa mirando fijamente a una pequeña Neko que recién estaba pasando.

Sabía que estaba asistiendo a un evento importante. La habían puesto un bonito vestido y la había peinado.
Antes de salir a mostrarse a los compradores, se miró en el espejo. Realmente la habían dejado bonito, pero no eran más que apariencias. En ese sitio no había nada bonito.
-Venga, ya es hora de salir.-dijo el instructor que se encargaba de ellas.
Yuuya suspiró y siguió a las otras nekos. Todas eran más altas y mayores que ella... seguro que ese día tampoco encontraría un hogar.
Una persona sentada en la barra la llamó la atención. La miró y sonrió.

Se quedó obervando a la Neko, quien hace poco le había sonreído.
- Es muy pequeña para un sitio así...- se dijo a sí misma, conmoviendose por completo ante la mirada de la Neko. Se levantó de su lugar y se dirige hacia la "exposición".

- Oh, ¿que se le ofrece joven? - decía el encargado.- disculpe pero ahora es turno de las neko femeninas.

- ya lo sé...- se acerca hasta donde estaba la pequeña Neko.- estoy interesado en ella...

- pe...pero Joven... eso no...

- ¿He escuchado bien? - lo mira de una maner gélida.- ¿es que acaso está dispuesto a rechazar mi dinero?... Vaya...

- n-no, no he dicho eso... p-puede llevársela... ¿cuánto ofrece?

- tenga.- le entrega disimuladamente un cheque, el señor abre los ojos sorprendido ante tal cantidad.- ¿es suficiente?

- ¡c-claro que si! - la chica se asqueó ante la mirada avariciosa del señor.- ¡Vamos, ve con tu nuevo Dueño! - le grita jalándole fuertmenete la correa.

- ¡Hey! - aparta la mano del señor de la correa.- ¡no vuelva a jalarla así!- se pone adelante de ella interponiéndose.- ¿estás bien? - dirigiéndose a la pequeña Neko.

Siguió al joven con la mirada. Levantó las orejas al escuchar su voz.
Su corazón empezó a latir fuertemente. ¿Era posible que alguien se hubiera iteresado en ella?
Observaba aquella buena persona, cuando sintió que la tiraban de la correa. Tropezó y calló al suelo.
-No es nada, gracias por preocuparte.-respondió tímidamente al escuchar su pregunta. Lanzó una mirada de enfado al hombre y luego sonrió a su nuevo ¿amo?, algo le decía que no era un hombre, más no preguntó.

Se inclinó hasta la altura de la menor, amablemente le ayudó a levantarse del piso.
- creo que ya he hecho todo lo que me corresponde aquí. Si me disculpa... -lleva junto a ella a la Neko, tomándola de los hombros, nuevamente se sienta en la barra. Pide otra copa de vino. La orden no tarda en llegar.

-Siéntate tú también...dime...¿cuál es tu nombre, pequeña?- la mira con atención esperando su respuesta.

Se dejó guiar hasta la barra y se sentó con cuidado. Bien recta, y la cabeza levantada, sin aires de superioridad, sólo elegantemente. La habían metido esa forma de sentarse tantas veces que lo hacía con total naturalidad.
-Yuuya, ¿y usted?-preguntó cortésmente, inspeccionándola con la mirada.

Al oír que le preguntaba su nombre, volteo para todos lados, asegurándose que ni el chico que antendía la barra estuviera cerca, se acercó hasta la orejita de la Neko y le susurró muy bajito.

- en realidad mi nombre es Kurosaki Azumi... pero no digas nada...- pone su dedo íncide en sus propios labios, haciéndole entender que guardara "su secreto".- si gustas decirme Kuroi para guardar apariencias...

Escuchó como su dueña decía su nombre con secretismo. Asintió con la cabeza y la giñó el ojo cuando la joven hizo el gesto de silencio.
-Kuroi... eso es oscuro en japonés.-respondió pensativa. Miró alrededor y se acercó más a su dueña, para susurrarla en el oído.
-¿Por qué tanto secretismo?-preguntó con curiosidad.

Azumi sonrió levemente, volvió a acercarse a la oreja de la Neko.
- lo que pasa es que... Tengo la costumbre de vestirme de chico, se me hizo divertido ver cómo los hombres se quedan como bobos mirándome. Además en este sitio nunca sabes el tipo de personas con las que te encontrarás, odio este lugar... sólo vine para conseguir una linda Neko... y creo que cumplí mi objetivo...- vuelve a su lugar mirándola tiernamente.

Rió ante las palabras de la joven. Su intuición no la había decepcionado, pensó.
-compartimos opiniones. Yo también detesto este lugar y no me agradan demasiado los hombres...-dijo mientras miraba furtivamente a la pasarela donde estaba el instructor, que poco antes la había tirado al suelo.
-Muchas gracias por comprarme.-dijo con un brillo en los ojos.

- no tienes que agradecerlo. Lo que más odio en este mundo es que maltraten a los Neko, y sobretodo cuando son menores de edad. Por que por lo visto no pasas a más de 13 años...- da un trago a su vino y vuelve a mirar a la pequeña.- ¿Quieres algo de beber? pídelo con toda confianza.

-Tengo 12 años. Ser menor es una gran virtud en este sitio. Los clientes suelen encariñarse con los cachorritos.-comentó irónicamente.
Escuchó a Kuroi y asintió.
-Me gustaría tomar un batido de chocolate-contestó tímidamente.

- se nota que eres todavía una niña...- miró al joven de la barra.- deme un batido de chocolate para la niña, por favor.

- en seguida, joven.- se fue a atender su pedido. Pasaron unos minutos en lo que llegó con la orden.

- gracias, aquí tienes...- le entrega la bebida.- por cierto, eres muy pequeña para estar en un lugar así... no es justo que a esta edad los pongan en subasta, mucha gente puede aprovecharse de ustedes

Aceptó la bebida con una gran sonrisa. Comenzó a beber, mientras escuchaba a la joven.
-Me agrada que pienses así, pero para la inmensa mayoría es lo más normal del mundo.-comentó, mientras se limpiaba los labios del chocolate.
-Eres una buena persona. Me alegra estar contigo.-añadió sonriendo.

- lo mismo digo.- dijo agarrando una servilleta y ayudando a limpiar la boca de Yuuya.- siempre desee tener un neko para que me acompañe... sería un colmo si yo no le agradara.- usó cierto tono irónico. Se quedó mirandola un rato, pensativa. Va acercando su mano a la cabeza de la Neko.- ¿P...Puedo? -pregunta con claras intenciones de acariciarle.

Sonrió y tomó la mano de la chica, colocándola sobre su cabeza.
-Claro. Siempre me han gustado las caricias.-contestó moviendo las orejas. No había recibido muchas, pero le gustaban.
Miró a Kurosaki a los ojos sin dejar de sonreír.

Azumi sonrió muy levemente, pero satisfecha al darle esas caricias en la cabeza de la Neko.
- siempre había querido hacer esto... y tus orejitas son muy suaves...- tocaba delicadamente sus orejas, su semblante tranquilo no concordaba con la verdadera emoción de su tono de voz.- desde que era niña quise tener un Neko, pero mi familia no me dejaba debido a que aún era muy pequeña para comprar uno y hacerme responsable de él, pero ahora ya puedo... y soy feliz...

Se sonrojó levemente al escuchar las palabras de su dueña.
-Yo también he estado buscando un hogar... pero solían coger a nekos más bonitas.-sonrió y añadió.- la espera ha valido la pena, estoy contenta de estar a tu cargo.
Se atrevió a acercarse más a la joven y darla un cálido abrazo.

Sinitó ese abrazo y su cuerpo recibió una descarga muy agradable. Con sus brazos rodeó la cintura de la Neko, atrayéndola más ella.
- no entiendo por qué no te habían escogido antes.- volvió a acariciar sus orejas sin separarse del abrazo.- eres muy bonita...

(Perdón por el retraso ^^U)

Cerró los ojos al sentir las caricias en sus orejas. Se sentía muy bien junto a Kurosaki y no quería separarse.
-Era un poco rebelde. No se atrevían a exhibirme por si armaba algún follón.-contestó.-Pero ya corregí mi comportamiento.-añadió apoyando la cabeza en el hombro de la joven.

(No te preocupes ^^)

- Aunque siguieras siendo rebelde te hubiera comprado...- acarició suavemente su cabeza y su espalda, hablando con voz pasiva.- pero dime... ¿te han lastimado mucho? ¿te golpeaban o algo?- preguntó con cierta preocupación.

Tardó un rato en contestar, recordando algunos de los castigos que la habían puesto.
-Al principio sí. Cuando desobedecía, solían llevarme a una sala especial para los castigos. Me encerraban enuna jaula, oscura y fría y luego me golpeaban con una correa.-hablaba con naturalidad, ya que eso era agua pasada.
-Luego decidí comportarme y cesaron ese tipo de castigos.-añadió sonriendo.

Cerró los ojos unos momentos, mordió ligeramente su labio inferior al escuchar las palabras de la menor.
- No puedo creer que hayas tenido que soportar esas cosas sólo por nacer siendo un Neko. No entiendo aún cómo es que tratan así a creaturas tan hermosas que son ustedes...- la abrazó más fuertemente, de una manera protectora y cálida a la vez.- ya no tendrás que pasar por eso, por que te voy a proteger siempre, ¿vale?

No pudo evitar contener unas pequeñas lágrimas. Resvalaron por su mejilla lentamente.
-... yo también te protegeré...-balbuceó, mientras se secaba las lágrimas.
Nunca había oído unas palabras tan cálidas y por eso se emocionó. Más, no quería mostrar tristeza ante aquella joven que tan bien se estaba portando con ella.

- Yuuya...- susurró suavemente viendo conmovida a la Neko, acercó lentamente su mano y limpió su mejilla ya húmeda por las lágrimas.- aún te ves linda llorando.. pero me gustaría más verte sonreir. Intenta hacerlo para mí... - no se contuvo y se inclinó para plantar un dulce beso en la mejilla de Yuuya.