Residencia de Leo Erizawa

- Viola a tu abuela idiota-contesyto, de mala gana volteando su cara enfadado.

-Quedas avisado- sentandome en otro sillon

- lo que digas-mascullo, molesto sin dirigirle ñla mirada, estaba deseando escapar de alli fuese como fuera.

-Y no creas que podras escapar- le dije cerrando los ojos un momento

- No, claro que no0 lo creo- "estoy seguro" dijo para sus adentros, agarrándose con sus garras dosimuladamente al sillón pues no pensaba moverse de allí.

-No lo haras por que tengo demasiada seguridad- abriendo los ojos y viendolo con una sonrisa

- si te refieres a perros en el jardin siento desilusionarte pero no les temo-contestó de mala gana, cada vez odaba más su sonrisita prepotente.

-No solo perros- levantandome y acercandome a el -Tengo personal de seguridad que no te dejara escapar-

- pues mira que bien para yti, ricachon de tres al cuarto-contesto, clavando aun mas sus garras en la tela que tapizaba el sillon.

-Deja de dañar el sillon- le dije al ver como enterraba garras

- No lo dañi, solo lo marco y me agarro a él, además, con el dinero que p`resumes tener no creo que te sea UNA GRAN PERDIDA-CONTESTÓ SIN SOLTARSE.

-No es una gran perdida, pero trato de que lo que esta en casa siempre este en buen estado-

- Pues guardalo en el trasteroi y yo me ire con él-propuso, sin moverse un apice de su nueva fortaleza.

Suspiro y me siento a un lado de el -Dejalo- le ordene

- Ni de coña, desde ahora este sillón es mío-contesto con posesividad, clavando aun más sus uñas.

Lo tomo del cabello jalandolo -He dicho que lo dejes-

- Y yo te he dicho que no de coña-contestó, moviendo la cabeza para zafarse del agarre del otro en sus cabellos.

-A veces eres tan desesperante- murmuro para despues besarlo de manera rapida

- tú si que me desesperas y cabreas idiota-contestó, no puidiendo seguir con otros tantos insultos por el beso que lo dejo algo descolocado.

Sonrio para despues levantarme -Tienes hambre?-

- Quiero pasta-dijo, a modo de respuesta acomodandose ceudo en su sillón.

Ordeno a los sirvientes que preparen pasta para despues volverme a sentar

- ¿no piensas comer ricachón pulgoso?-preguntó, escondiendo su cabeza en el mullido respaldo del sillón.

-Si, voy a comer- levantadome cuando para volver a acercarme al neko

- ¿entonces?-cuestiono, clavando de nuevo sus garras ahí sin bajar la guardia.